Texto por Guadalupe Sixto
Fotografías por Diego Padilla
Rodeada de una impresionante riqueza natural, esta construcción ofrece el alojamiento ideal para aquellos que buscan exclusividad, privacidad y relajación.
Las haciendas de Yucatán tuvieron su mayor esplendor cuando un tipo de agave llamado “henequén” usado como fibra para realizar diversos productos cobró un gran auge internacional debido a que este estado era el único productor a nivel mundial del también llamado “oro verde”.
A principios del siglo XX, se empezó a producir henequén en otros países como Brasil, Cuba y Haití posterior a ello sobrevino la decadencia y muchas haciendas se convirtieron en ruinas y fueron devoradas por la selva. Otras fueron remodeladas y convertidas en hoteles de lujo conservando su arquitectura original; una de ellas es Katanchel, que fue construida en el siglo xvi sobre los terrenos de un antiguo asentamiento maya, pero fue hasta principios del XVII que se edificó la casa principal.
Algunas de las columnas y pisos que aún conserva la construcción formaron parte de observatorios mayas, donde se realizaban ceremonias que involucraban la contemplación de la Vía Láctea. De aquí que la hacienda se nombrara Katanchel que en maya significa “donde se pregunta al arco del cielo”. La remodelación de la hacienda estuvo a cargo del arquitecto Aníbal González e implicó la restauración del casco y la reforestación de más de 175 mil árboles nativos convirtiendo la propiedad en un exclusivo hotel de lujo. Historia, naturaleza y relajación que será manejado por el grupo hotelero Operadora Rumbo al Trópico.
Ofrece 39 “Pabellones” donde los huéspedes pueden disfrutar de albercas privadas con aguas extraídas de manantiales libres de químicos, así como un entorno de bienestar y sofisticación de un hotel eco-luxury, que procura especial atención al cuidado de su entorno natural. Los pabellones restaurados meticulosamente para conservar su encanto original, brindan una atmósfera que transportará a los visitantes a una época de opulencia y confort, al tiempo que incorpora comodidades modernas y ambientes exquisitos.
Este hotel boutique se encuentra en un terreno de casi 300 hectáreas, que incluyen además del casco de la hacienda, inmensos jardines y albercas por lo que es el escenario ideal para disfrutarlo en cualquier ocasión.