Te despiertas y sabes que hoy te quieres poner esa prenda que tanto te gusta cómo se te ve… o quizá hoy no tanto. Igual y prefieres quedarte en pijama todo el día porque “hoy no estás en el mood”… o tal vez te despertaste sin ganas de nada… pero el dirigirte a tu closet y seleccionar las prendas que te hacen sentir mejor, pueden cambiar tu día completamente. En este caso, probablemente selecciones los colores y texturas que más te gusta usar, esas prendas que al ponértelas te hacen sentir tú, o tal vez te diriges a tu clóset y te pones “lo primero que ves”. Tal vez solo por este día no te importa mucho si las prendas combinan o no… tal vez nunca te ha importado, o una que otra vez sí te ha importado. 

Sea cual sea tu realidad, la ropa que elegimos día a día habla más de nosotros mismos de lo que creemos. Expresa quiénes somos, qué nos gusta, qué nos interesa y qué nos mueve. Es una transmisión de conceptos con nosotros mismos y hacia los demás sobre nuestra personalidad de una forma tan única y especial que nunca pasará desapercibida. 

Nuestro estilo es único, personal e irrepetible, es la forma en la que llevamos las prendas, las combinaciones que hacemos, cómo las portamos y los complementos que les agregamos, para siempre hacerlo único, nuestro. Es ese diálogo interno positivo al vernos al espejo y afirmar que nos sentimos “muy nosotrxs”, sin importar si lo que estamos utilizando en ese momento está en tendencia o si decidimos no acatar estas propuestas “poco duraderas”. Pero si decidimos experimentar con ellas, hacerlas nuestras y divertirnos con ellas, que no se vuelvan un “debo de llevarlas” si no un “quiero y me gusta llevarlas”, el diálogo interno con nosotrxs mismxs será otro.

Consideremos la ropa, la moda, las tendencias, el diseño o como le quieras decir, nuestra arma diaria para decidir cómo queremos sentirnos ese día, qué queremos expresar y cómo queremos que los demás nos distingan. No determinemos adjetivos calificativos para la forma en la que expresamos nuestra realidad por medio del estilo. Cada persona tiene una expresión y realidad diferente, todas son válidas.

 Nuestro estilo va evolucionando a medida que nosotros vamos creciendo y cambiando de roles en nuestras vidas. Adoptamos nuevas prendas y estilos mientras haya un crecimiento. Esto no quiere decir que si algo te gustó mucho y se volvió tuyo ya no lo vas a poder utilizar porque creciste, si no que la forma en la que portas esa prenda se va adaptando y cambiando contigo. Cuando yo era niña me gustaba que todo mi outfit combinara, faldita rosa, con blusa blanca, tenis blancos y a veces un moño rosita en la cabeza. Hoy en día me gusta experimentar con la mezcla de colores y ciertamente me inclino mucho más a los neutros que a los brillantes. Entonces, ¿Significa que mi niña interna ya no está ahí a la hora de vestir? Claro que está, y siempre estará presente, esa niña interna es la primera intuición que tenemos al armar un outfit y mi consejo es escúchalx y siguelx. ¿Cuándo fue la última vez que te vestiste para ti? Cuando lo haces desde tu realidad, desde el autoconocimiento con ese diálogo interno al verte al espejo que te hace sentir bien con tus combinaciones sean o no sean habituales, ¡no importa! Son tuyas, y al final del día, eso es lo más importante: tú estilo.